Caí
al suelo, apenas sentí el dolor, el cansancio de mis piernas era mayor y mi
cabeza daba vueltas, Chase no paraba de gritarme mientras que Eliot reía a un
lado mientras levantaba unas pesas.
—¡Vamos,
mueve ese trasero, Irina! —gritó.
—No
puedo... —dije con la voz entrecortada, él paró de gritar y se agachó a mi
lado.
—Oh,
¿necesitas agua, chiqui? ¿También te gustaría una manicura y un late?
—dijo con sarcasmo —¡Vamos, muévete! —exigió.
—Pero...
—¡Ahora!
—me dio una patada en el estómago, me agarró de la cola de caballo que me había
hecho y levantó mi cabeza del piso —O te levantas, o te levanto... —dijo con un
tono brusco no muy lejos de mi oído.
Soltó
mi cabello y mi cabeza se chocó contra el suelo y con la fuerza que me quedaba
me paré, lo busqué con la mirada, él estaba viendo su reloj.
—No
aguantaste nada —dijo —. Treinta y dos minutos, solo aguantas media hora
corriendo —agregó molesto.
—Es
suficiente si apenas empieza —comentó Eliot, él estaba a dos metros nuestro, en
la mejor posición para presenciar el acto de crueldad que me estaban haciendo. Si odiaba las clases de gimnasia de
la escuela, ¿qué era esto?
—Si apenas empieza debería correr durante una hora con una mochila cargadas de drogas, una pistola y dinero —replicó serio —, ¿o acaso ya lo olvidaste?
El
muchacho cayó y se levantó a buscar algo. Chase apagó la máquina de correr
mientras yo intentaba regularizar mi respiración, estaba sudando como un puto
cerdo y había corrido treinta y dos minutos.
—Ahora
vas a ir con Eliot y te vas a hacer las cosas bien, no como las hiciste
conmigo, ¿me escuchaste? —amenazó, la crueldad en sus ojos hacía que me
partiera, sentía que mis ojos se cristalizaban —¿Eh, vas a llorar ahora? —de
repente, su mano se había posado en mi mejilla con fuerza, me había dado una
cachetada que me había dejado en el suelo—Anda, muévete —dijo con severidad.
Chase
dio media vuelta y se metió en los vestuarios mientras que Eliot se acercaba a
mí, me entregó una toalla que la agarré con mi mano libre mientras que la otra
tocaba mi cachete, caliente por el golpe y el calor que me había producido la
gimnasia. Me sequé el sudor que pude y me levanté, Eliot me arrebató la toalla
y la tiró para luego seguir avanzando fuera del gimnasio.
—Ahora
vamos a ver tu puntería —dijo una vez que estábamos en el ascensor.
—¿Y
después?
—¿Estás
impaciente? —levantó una ceja.
—Solo
quiero saber qué me depara en el futuro —una sonrisa cortada se formó en su
rostro, como si lo que le hubiera dicho le pareciera estúpido y gracioso al
mismo tiempo.
—El
día de hoy te estaremos haciendo pruebas para saber tus condiciones y luego
veremos qué trabajos te daremos.
—¿Por
cuánto tiempo tendré que trabajar para ustedes?
Se quedó en silencio por unos
momentos, supuse que haciendo la cuenta en su cabeza.
—¿Cuándo
fue que tu padre perdió su último trabajo?
—Como
hace ocho meses... —él soltó una risa —¿Qué?
La puerta del ascensor se abrió
ante nosotros, era el cuarto piso.
—Para
cuando nos dejes, ya seremos amigos —respondió palmeándome el hombro.
Eliot
me llevó a otra puerta, esta no tenía número, ni siquiera una placa. La
habitación también era pequeña, de metro y medio por tres, estaba todo rodeado
de ventanas que dejaban ver un patio de tiros, a mi derecha había una mesa con
lo que aprecian ser unos auriculares, pero hasta donde tenía entendido,
funcionaban para todo lo contrario.
—Agarra
un par —dijo mientras abría la puerta frente a él con unas llaves, entramos a
lo que era el campo de tiro, un largo pasillo bastante grande, había una línea
en el piso que mostraba desde dónde debíamos disparar y a lo lejos varios
objetivos.
Al fondo había una puerta que
decía 'Armería'.
—Espérame
aquí, no toques nada —dijo entrando a la armería, luego de unos segundos salió
con una pistola —. Presta atención porque no lo repetiré —comentó mientras
empezaba a cargar la pistola frente a mí. Oí un click y terminó, me
entregó la pistola y la tomé con algo de miedo, nunca vi una tan de cerca, sin
contar por la mañana, wow...
—¿Ves esa imagen de allá? —cuestionó, apuntando a un blanco que tenía la forma de un hombre caminando —Apuntale y dispara.
—¿Cómo?
—cuestioné —Nunca usé una antes —dije nerviosa, él dio un suspiro.
—Agarra
la pistola con ambas manos y ponte en posición —hice lo que me pidió, observé
su expresión, la musculosa blanca dejaba ver sus brazos marcados, de no ser por estar en esta “situación”
me hubiera encantado preguntarle sobre su novia, si es que me hubiera
animado —. No me mires a mí, mira el objetivo, sé que puede resultar
difícil pero hazlo —agregó, fruncí el ceño y miré a la figura —. Relaja los
brazos, no los tengas tan tensos, pero agarra la pistola con seguridad. No
olvides quitar el seguro antes de disparar —agarró uno de los auriculares y me
los colocó y luego se puso uno a él, lo miré por unos segundos y asintió con la
cabeza, volví mi vista hacia la pistola, quité del seguro y disparé.
Antes
de ver en qué quedó la bala cerré los ojos, un sonido vacío había recorrido
todo mi cuerpo, abrí los ojos y había logrado darle al blanco, bajé el arma y
sonreí, contenta de mi logro, me quité los cascos de los oídos y miré a Eliot
quién tenía su rostro decorado con una pequeña sonrisa.
—Nada
mal para ser tu primera vez, se nota que tienes buena puntería —comentó —.
Aunque solo fue un tiro, vuelve a hacerlo, quizás solo fue suerte y nosotros no
trabajamos con la suerte —dijo ahora algo serio, miré el objetivo nuevamente —.
Intenta estar calmada mientras lo haces, sincroniza tu respiración con las
balas —dijo, colocándome los cascos otra vez.
Respiré
profundamente, apunté y disparé.
Probé
diferentes armas durante la siguiente hora y pasé media hora aprendiendo cómo
limpiar, cargar, armar y desarmar mi propio armamento. Eliot no hablaba mucho,
hablaba lo justo y lo necesario, respondía mis dudas –si es que me atrevía a
preguntar – y luego mostraba paso por paso como debía hacer las cosas. Me sentía
realmente extraña acumulando tanta información de aquella forma, él seguía en
su mundo, pero a mí me lo habían dado vuelta. Hace unos meses estaba recibiendo
mi certificado de secundaria y hoy estaba aprendiendo a… ¿matar?
Eliot
miró la hora en su reloj y comenzó a guardar las cosas en su lugar mientras yo
observaba, después de unos minutos caminó hacia la salida, lo seguí y salí de
allí, cerró la puerta y comenzó a caminar hacia el interior del ascensor.
—¿A
dónde vamos?
—Hora
del almuerzo —respondió.
Después
de unos minutos incómodos de silencio –al menos para mí – llegamos a lo que
parecía ser la recepción de un hotel de mala muerte. Caminamos a través del
hall, unos hombres pasaron a nuestro lado y le entregaron una mochila y un buzo
a Eliot, este las tomó como si nunca nada hubiera pasado, como si siempre las
hubiera tenido en manos. Me pasó el buzo y me ordenó colocarme antes de salir
del edificio, este era de un color azul oscuro con unas letras que no pude
entender bien. Una vez fuera del edificio él se dirigió hasta un auto negro
bastante lujoso, se frenó antes de entrar y me miró.
—Aquí
nos separamos —me tiró la mochila la cual atrapé sin estar muy segura —. Ahora
vas a ir con Kenni a hacer unos trabajos.
—¿Y
el almuerzo? —él colocó una media sonrisa, como si se burlara de mí, lo que me
molestó pero realmente le quedaba bien, maldito
idiota mafiosillo de…
—Eso
lo verás con él, ahora, espera aquí a que él venga por ti y ni se te ocurra
perder de vista esa mochila —amenazó —. Bien, nos vemos, chiqui —dijo
guiñándome un ojo, entró al auto y se marchó.
No a la violencia contra las mujeres .___. No, pero ahora en serio, no me gusta ese Chase xD Aunque Eliot no está del todo mal, el mafiosillo xD *guiño guiño codazo codazo*
ResponderEliminarHacen trabajar a Irina durante una hora entera y ni siquiera la dejan almorzar. O sea, ¿qué pedo? X'D
Ay, no tienes idea lo que se le viene a Irina JAJAJA no será lindo. Chase es buena gente B) A NO SER... Eliot es to'o un pillo ¬w¬
EliminarYa podrá almorzar como una cerda ;D